Claire Laurent dirige una empresa de lencería fina que trabaja por correspondencia. Ha puesto muchos esfuerzos en ello y no está dispuesta a ceder ante las acusaciones de un evangelista que tacha de inmoral la confección de ciertas prendas íntimas. Un asesinato termina por complicar las cosas e introducir a un personaje, la modelo Yasmine, cuya intervención precipita la intriga. Claire se verá entonces sumida en una pesadilla de la que tendrá que librarse al precio que sea.

La autora Sandra Brown está dentro de mi lista de escritoras favoritas. Sus novelas, como mínimo, siempre me atrapan con su estilo y me entretienen con sus historias. Pero para mí, lo que mejor se le da sin duda alguna, en que la considero una maestra, es en el suspense romántico. Es experta en enganchar al lector con este tipo de novelas, aunque en estas, la parte romántica lleva menos peso y sí más el suspense. La única pega por mi parte de las que he leído de esta autora, son con algunos finales suyos, que se me hacen algo cortos para lo que a mí me gustaría. Pero eso ya es algo con lo que cuento.

Recientemente, he participado en una lectura conjunta con su novela “Maldad latente” dentro del club “De viaje literario” y que próximamente también sabréis mi opinión. Así que después de terminarla, empezar otra con la que no terminaba de conectar con la historia y recordar que tenía pendiente de leer esta, tuve suerte y me hice con ella en la biblioteca, y como no, otra novela de esta autora con la que he disfrutado mucho, a pesar de no ser de las que más me gustan de ella.

Sedas de Francia es una empresa de confección de lencería de venta por catálogo, uno sugerente y sensual, pero no obsceno. Estas escenas comerciales representadas en él, levanta indignación y hostigamiento por parte de un importante evangelista mediático con montones de seguidores fanáticos. Recientemente, este pastor que mantiene una cruzada contra Sedas de Francia por su cátalogo inmoral, aparece asesinado, abriéndose una investigación con el acoso y la presión de los medios de comunicación y su viuda.

Cassidy es un hombre obstinado, sagaz y astuto. Ayudante del fiscal del distrito de Nueva Orleans, trabaja en el caso para representar a la acusación. Para él es importante encontrar al culpable con pruebas sólidas, y que no se escape el responsable de ese crimen por falta de ellas. Lo que no supone es lo que ese caso va a representar para él, en el momento en que conoce a Claire, una de las socias de Sedas de Francia, y una de las principales sospechosas.

Con unos diálogos muy buenos y unos personajes muy bien construidos, la trama va girando alrededor de este caso que, junto con otros personajes también sospechosos, nos enreda en esta investigación, descubriendo el cinismo de estos fanáticos reverendos, las ambiciones políticas, el racismo, traiciones, engaños. Y mientras tanto, vamos siendo testigos de esa atracción que va desencadenando ese conflicto de intereses entre los protagonistas, creciendo la tensión sexual en cada uno de sus encuentros. ¿Qué supondrá para Cassidy ir enamorándose de la mujer que todo apunta como sospechosa? Una mujer que parece, con cada paso, más culpable.

La historia muy bien desarrollada, nos traslada a una Nueva Orleans de principios de los noventa (que fue cuando se publicó por primera vez esta novela), con una ambientación exquisita por parte de la autora. Una tierra de costumbres, tradiciones, creencias, con el sonido Jazz de fondo.

Como siempre, Sandra me despista en cuanto al culpable, pero algo que se descubre hacia los últimos capítulos, eso sí que lo veía venir. Y mi pega, como digo al principio, ha sido que me ha dejado con ganas de saber más, pero sobre todo, de ciertas cosas que, aunque se sabe como transcurrirá todo, me ha faltado que se cerraran dentro de la historia.

¿La habéis leído ya?

Editorial: Ediciones Zeta

Edición: Papel

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