La artista forense Fiona Glass es la mejor en su campo, pero necesita un cambio. Su habilidad para interpretar los recuerdos de las víctimas de brutales ataques la lleva a recrear los rostros de sádicos criminales, lo que ha acabado por pasarle factura. Solo la tenaz insistencia del jefe de policía Jack Bowman consigue que posponga su decisión. Jack está intentando dar caza a un asesino en serie que se dedica a secuestrar a adolescentes. Pero lo que parece una tarea sencilla acaba complicándose, sobre todo por la abrasadora atracción que siente por la tentadora Fiona. Jack jamás quiso que Fiona acabara tan profundamente involucrada en el caso… ni en su vida. Y ahora que el asesino la tiene en el punto de mira, la única manera de mantenerla a salvo es desentrañar los más oscuros secretos de un pequeño pueblo, secretos que han dejado un rastro realmente aterrador…

Este libro ha sido una grata sorpresa para mí buscando leer algo diferente. Es una historia que me ha mantenido totalmente atrapada en estas páginas intentando desenmarañar la intriga y el suspense que aquí se plantea bajo esa atracción que mantienen nuestros protagonistas en todo momento.

Como dice en la sinopsis, Fiona es profesora de universidad en historia del arte y aparte es artista forense, retratando los dibujos de las caras de los criminales facilitado por sus víctimas o testigos después de entrevistarlos, cosa que se le da realmente muy bien conseguir, pues sabe cómo tratar con delicadeza a esas personas para que le proporcione dicha información para hacer ese retrato. Lleva mucho tiempo queriendo dejar esto último para centrarse más en su carrera artística como pintora y también porque con cada caso se implica demasiado, teniendo incluso pesadillas. Cuando tiene decidido que con el que está es el último, aparece Jack Bowman, inspector jefe de policía de un pequeño pueblo en el que se ha encontrado el cuerpo sin vida de una joven asesinada. Él tiene claro que este asesinato tiene mucho que ver con otro caso sin resolver tiempo atrás y quiere que ella lo ayude. Al principio ella se niega, pero Jack es bastante insistente, consiguiendo que ella acceda finalmente. Aquí comenzara un caso bastante complejo, acrecentado por la atracción sexual entre ellos. Jack es una persona decidida y sabe lo que quiere, tiene claro que Fiona le gusta y quiere acostarse con ella pero sin complicaciones, pero las cosas se van complicando en el caso… y también en sus vidas.

La historia se centra en la investigación, aunque hay otra aparte que reconozco que es irrelevante para el tema central de la novela, pero ahí está, y me ha parecido interesante por la manera en la que empieza, algo que muestra que debes de andarte con cuidado en las redes.

“El rastro del miedo” tiene una trama trepidante intentando averiguar quién es el asesino, en el que la intriga, el suspense y el romance se dan muy bien de la mano, con un estilo ágil y muy bien cuidado que me ha mantenido pegada a sus páginas escrita de manera excelente. Los personajes están muy bien definidos, con diálogos muy buenos y las descripciones se usan en su justa medida.

Quizás me hubiera gustado que profundizara algo más en los sentimientos de Jack, que aunque sí lo hace, no sé, me ha faltado ahí algo y también en el final, que me ha parecido como si también me faltara algo, pero solo es una impresión mía. Pero repito que en sí el libro me ha gustado bastante y como digo lo he devorado sintiéndome al final muy satisfecha y esperando leer el siguiente que aún no ha sido publicado al español, ya que son dos y cada uno trata de una hermana.

Editorial: Ediciones Pàmies (Phoebe)

Edición: Formato en papel y digital

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