Agatha es una joven sombrerera que vive marcada por una vida sombría y sin amor. Un accidente ocurrido durante la infancia le ha dejado lisiada, pero eso no le ha impedido luchar por una vida mejor. Las circunstancias le han llevado a convertirse en adalid de la moral y defensora de la Ley Seca. Scott, dueño de una taberna en la que el juego y el alcohol son el pan de cada día, oculta tras su vida de libertinaje un corazón destrozado y un espíritu apasionado, capaz de albergar una increíble grandeza.

Hace tiempo leí de Lavyrle Spencer su novela “Maravilla”, y me enamoré tanto de esta obra como de la pluma de esta escritora. Tenía ganas de volver a leer algo de ella, pero siempre por unas cosas u otras, al final se interponían otras lecturas. Y eso fue hasta hace poco que vi una reseña que me llamó mucho la atención sobre esta novela en el blog “La comunidad del libro” (un blog que recomiendo, por cierto 😉 ).

La autora con unos personajes muy bien perfilados, tiene la capacidad de meterte en sus novelas, que parece como si estuvieras viendo una película, muy bien narrada y ambientada con las descripciones en su justa medida, sabiendo transmitir esos sentimientos que nos hace sentir las emociones que desprende entre sus páginas. En este caso estamos ante una historia muy bonita en el lejano Oeste, donde la evolución de sus protagonistas en esta novela y sus sentimientos nos atrapa.

Agatha, tiene alquilados en un edificio un pequeño apartamento y una tienda de sombreros hechos por ella misma. Trabaja día tras día en su monótona vida junto con su empleada, una mujer mayor. Siente una gran repulsión hacia los saloons, lugares donde se corrompen a los hombres desatendiendo a sus familias por el alcohol, el juego, y las mujeres que allí trabajan, o al menos así piensa ella y tiene sus motivos personales para ello. Y para su desgracia, el dueño del edificio, Scott, ha montado a su lado un saloon. Ella se siente indignada por tal negocio, que encima al estar en su misma acera provoca que a su establecimiento acudan menos clientas para evitar pasar por ese lugar de depravación. Agatha, después de un suceso en el que conocerá a una mujer defensora de la ley seca, pronto se verá envuelta en una rebelión de mujeres contra estos lugares e involucrada a favor de que salga adelante dicha ley.

Scott, un seductor nato, dueño del edificio y del local vecino de Agatha, a pesar de sus choques con ella, pronto verá en esta una mujer luchadora, y eso le dará un incentivo más para idear cosas en su establecimiento para que acudan más hombres. Pero, su vínculo con ella pasará de chocar a crear una amistad y un sentido protector hacía Agatha.

Hay muchas cosas en esta historia que iremos descubriendo, como el pasado de ambos, el gran corazón de Scott, la gran familia que ha creado junto con los integrantes del local, unos personajes que todos enamoran. Por otra parte, los anhelos de una mujer luchadora con una minusvalía física, la evolución de estos personajes que tanto me han gustado, un oscuro hombre que no le caerá bien la obstinación de Agatha y un niño que ha perdido a su familia y que entrará a formar parte de sus vidas.

Lo que menos me ha gustado de la historia es lo que le ha costado a Scott darse cuenta de lo que su corazón le gritaba y que saltaba a la vista. Siento que le ha faltado algo de pasión por su parte (por su culpa a hecho que se me encogiera el corazón de vez en cuando, pero es parte de la magia de esta lectura). Pero, sobre todo, siento que ha desentonado en la trama, es un pequeño… digamos, personaje (la que la haya leído seguro que sabe a lo que me refiero), y que he sentido que no pegaba, para mí ha sobrado completamente.

Me ha parecido una muy bonita y dulce novela, con la que me he enganchado, que me ha arrancado alguna sonrisa, otras que me ha estrujado el corazón (ainsss, si pillara a Scott unas cuantas cosas le hubiera dicho a este obstinado). Historia, sin duda, con la que he disfrutado de ese amor y anhelos que florecen en esta preciosa lectura que nos arrastra a ese lejano Oeste.

Editorial: Zeta Bolsillo

Edición: Papel

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